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Cuando en 1981 descubr Bazn, una importante parte de lo que hoy es Navantia, era conocida por el edificio de la Castellana del Ministerio de Marina. Lejos estbamos de imaginar el avance tecnolgico que esa empresa pblica del INI iba a experimentar. Dieciocho mil trabajadores, programas a costes y costas, es decir, a lo que costaran y mil y un sin sentidos que convertan a la Bazn en lo ms alejado posible de lo que debe ser una empresa.
Pero hete aqu que lleg un poltico con sentido que nombr a un presidente que, adems de poltico, era empresario. Y comenz la senda industrial y tecnolgica que llev a Bazn a ser un referente internacional en el mundo de la construccin naval militar. Los programas se llevaban a cabo a tanto alzado, es decir se presupuestaban, para bien o para mal; aquello pas a ser una empresa; la Armada se dedicaba a operar los buques y controlar los programas, no a dirigir empresas y llegaron los beneficios. Han ledo bien, he dicho beneficios.
Cuando ese presidente paso a mayores destinos, presidente del INI, le dej a esa empresa un legado inmejorable, no solo porque la haba puesto en la senda de llegar a ser una industria moderna y tecnolgica, sino porque dej al frente de la misma a su segundo, que daba la casualidad, en este caso causalidad, tambin era un empresario.
Tras grandes xitos internacionales, nuestros polticos volvieron a las andadas y de nuevo se comenz a nombrar presidentes que eran de todo, menos empresarios y que desconocan absolutamente un negocio tan especializado como ste. Luego vinieron algunos aciertos en los nombramientos con nuevos y resonantes xitos internacionales: Noruega, Australia, etc. y despus hasta catedrticos de economa rigieron los destinos, por no decir desatinos, de la empresa. Menos mal que la casa segua funcionando como una mquina bien engrasada, pese a esos dirigentes.
Pero ahora hay que felicitarse y felicitar a los polticos que rigen estos destinos. De nuevo han vuelto a acertar y han nombrado a un profesional, y de la casa, para dirigir a Navantia. Supongo que para intentar corregir la inanidad de anteriores presidentes y consejeros delegados que estaban dejando a Navantia en el camino de la autodestruccin por inaccin. Adems, hay que felicitarse doblemente porque este nuevo profesional, perdn, quise decir presidente porque profesional lo es y desde hace mucho, lejos de traerse a amiguetes de otras partes, lo que ha hecho es tirar de la cantera, que en Navantia la hay y muy buena.
Tras desaciertos como la primera fase del programa S-80, ahora debemos darles las gracias a nuestros seores polticos o debo decir seora poltica? por retomar el camino adecuado que conducir a Navantia hacia una nueva re-consolidacin como una de las grandes del sector. Que no acabe el camino de nuevo en una senda de cabras, intransitable y hacia ningn destino. A ver, si de una vez, hemos aprendido de nuestro pasado. (El Observador Naval)
