La ocasin se presenta para que la Unin Europea pueda reforzarse en materia de defensa a un nivel suficiente acorde a los riesgos y amenazas que pueden suponer la invasin de Ucrania por la Federacin Rusa y la aparente desvinculacin de Estados Unidos en la defensa de Europa; la disponibilidad de recursos para hacerlo efectivo parece tener soluciones econmicas desde el primer momento, no tanto sobre un plan de rearme efectivo que sea eficiente a largo plazo, como exige la seguridad de Europa.
A nivel nacional, los Estados miembro deberan acatar el influjo europeo, del que su Libro Blanco es una lnea de accin, pero tendran que asumir, y ms en el caso de Espaa, la disuasin de sus amenazas en su entorno geoestratgico regional.
El General Andr Beaufre indicaba, con respecto al criterio de desarme, despus de un periodo de hostilidades importante: En estos periodos de tranquilidad, la sabidura est en salvaguardar la arquitectura general de la defensa, aun reduciendo su volumen, a fin de aligerar las cargas sin comprometer el valor del conjunto.
Esto supone obviamente tener una concepcin de la amenaza potencial que pesa sobre un determinado pas pues solamente este factor principal determinar la dimensin de la defensa de este. Tanto desarmar, que era el tema al que se refera el famoso General, como rearmar precisan de una clara identificacin de los riesgos y amenazas a las que tiene que hacer frente la nueva estructura de defensa, quizs, y este es el matiz ms importante, asumiendo las nuevas lecciones aprendidas en los conflictos que originan este rearme, pero sin olvidar que la defensa es una herramienta de la soberana y que esta debe de estar siempre asegurada.
Hubo un desarme por debajo del tamao crtico?
Sin duda que Occidente desde los Acuerdos de Paris de 1991, que suponan la desaparicin de la Unin Sovitica y el fin del Pacto de Varsovia, opt por desarmarse y no solo reduciendo la defensa militar, sino otras estructuras nacionales que servan a la defensa civil, complemento esencial de la primera, como las relativas a la movilizacin de recursos, en especial los de personal; ms tarde, prcticamente, todas las Fuerzas Armadas occidentales suprimieron o suspendieron el servicio militar obligatorio dando paso a la profesionalizacin de los Ejrcitos, reduciendo el tamao de estos obviamente, aspecto que no es extrao sino consecuente en un final de las hostilidades o tensiones internacionales, pero con ciertos lmites.
En general, el desarme no solo fue militar sino intelectual, pues desde entonces la ONU puso en marcha operaciones de apoyo a la paz y humanitarias, extendidas y encomendadas a menudo a las Organizaciones de Defensa Colectiva, como la OTAN y la UE, que generaron diversas operaciones low power, muy popularizadas en Europa como misiones Petersberg, por su gnesis en la ciudad alemana.
Como consecuencia se desplazaron la preparacin y organizacin de las Unidades militares, hacia misiones no Artculo 5, lo que supuso renunciar al necesario adiestramiento y enseanza para misiones de combate de alta intensidad; cerraron las Escuelas de Estado Mayor seeras y tradicionales donde se enseaba a hacer la guerra con la intencin de ganarla, pues su principio fundamental era la voluntad de vencer, se desactivaron las Grandes Unidades(GU) Divisin y Cuerpo de Ejrcito, bsicas para la batalla convencional, se descuidaron los arsenales necesarios para esas misiones ,no acumulando los recursos necesarios , no solo de municin, sino de todos los abastecimientos que exigan los das de combate que marcaban el nivel de cada GU y los de mbito nacional, exigidos por la OTAN y nunca cumplidos en general, mucho ms elevados y costosos; obviamente estos recursos se dedicaron a otros menesteres.
Se obvi la terminologa determinante, como la designacin del adversario como enemigo, que prcticamente desapareci en el nivel poltico militar y por ende en el especfico de la Fuerzas Armadas (FAS); incluso en algunos pases sus Directivas de Defensa no definan, de ningn modo, sobre de qu defenderse, privando una enorme ambigedad, incluso despus de las acciones hostiles de la Federacin Rusa en Europa.
Qued en la mente de los dirigentes, acompaados por los cargos militares de rigor, la seguridad de que nunca habra ya unos acontecimientos tan graves como los que privaron en la Guerra Fra, que pudieran suponer el mantenimiento de arsenales y Grandes Unidades en un alto grado de adiestramiento y disponibilidad; la Brigada, la ms pequea de las GU, pas de ser calificada como elemental a serlo como fundamental, y la Divisin y Cuerpo de Ejrcito desarboladas de medios, persistiendo sus Cuarteles Generales infradotados; la movilizacin, no solo de recursos sino de su componente moral de motivacin para la defensa nacional, fue tambin desmontada en general, y claramente en Espaa, cuya Ley impulsora data de 1968, nunca renovada, aunque muy vlida en sus principios generales, no solo militares.
En algn caso, pocos, se contaron con dimisiones de los Jefes de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), como en Francia lo hizo el entonces CEMA francs (Chef dEtat Major des Armes), General Pierre de Villiers, que present su renuncia al Presidente de la Repblica, Macron, por no poder garantizar la defensa de Francia con los recursos que le asignaban.
Desarmar se basaba en la premisa de no descender de aquel tamao crtico que pusiera en entredicho la defensa nacional y la colectiva, esta ltima asegurada por los Estados Unidos, no solo en su aspecto nuclear sino en su potencia de combate convencional estacionada en Europa y la expedicionaria prevista en los planes de contingencia.
Es muy posible que ese nivel crtico haya sido rebasado, por debajo, y que los rditos del estado de bienestar hayan merecido la pena pues nunca se ha conocido, en el aspecto social, un Continente que haya alcanzado los niveles que hoy tiene Europa, por encima, en este aspecto, de los de Estados Unidos, y quizs sea esa una de las razones de la exigencia de aumento del gasto actual a la Europa de la Defensa.
En cualquier caso, el derecho a la defensa qued muy retrasado en las conciencias de los ciudadanos, ausentes de sus riesgos y amenazas, y los aparatos militares tampoco los rescataron de esos sentimientos, muy emparejados con las dinmicas del poder.
Armarse con bases objetivas y subjetivas
Armarse, sin tener en cuenta realidades objetivas y subjetivas, no tiene sentido, adems cualquier pas tiene algunos aspectos especficos de sus relaciones exteriores y de defensa ms problemticas que otros; quin iba a prever que Dinamarca, pas OTAN donde los haya(todas sus Fuerzas Armadas estn dedicadas a la Organizacin), tendra que preocuparse de un conflicto con Estados Unidos sobre Groenlandia o que Canad debera cuidar de su soberana nacional ante la interferencia estadounidense?, son tiempos nuevos que precisan soluciones novedosas.
Finlandia y los Blticos saben de la ocupacin rusa, los fineses de la usurpacin del 20% de su territorio por la entonces Unin Sovitica, despus de una resistencia ejemplar a la invasin de los rusos, los suecos de su antigua posicin de neutralidad para no amenazar al expansivo Mosc, pero con gran interferencia sovitica en su movimiento pacifista de la poca, e incluso Suiza posee un dispositivo de defensa, muy costoso, para vender cara su eleccin soberana de pas neutral, etc.
Una de las condiciones previas para la determinacin del tamao de la defensa de un Estado, que incluye su Defensa Militar y su Defensa Civil, ambos componentes de la Defensa Nacional, como concepto integrador de todos los esfuerzos nacionales, es sin duda la propia definicin y edificacin de su disuasin, aspecto irrenunciable sobre todo cuando los Estados poseen escenarios de litigios en solitario, que deben sin duda ser contemplados si se quiere alcanzar la necesaria Seguridad Nacional, y que no siempre sern objeto de consideracin en sus demandas a la defensa colectiva.
Las condiciones objetivas de un proceso de rearme, aunque se emplee el eufemismo de aplicarlo a la seguridad y no a la defensa, maniobra imposible per se y detectable inmediatamente en OTAN, se refieren normalmente al ambiente de tensin internacional en el marco temporal considerado, a la evolucin de los riesgos y amenazas para la que debe estar concebido el dispositivo de defensa correspondiente, a la dinmica exterior, enmarcada por la pertenencia a bloques y alianzas, y a las obligaciones de uniformidad que la interdependiente economa de los Estados genera, en el caso de Espaa, en el seno de la Unin Europea(UE) y la OTAN.
Es evidente que ni la OTAN ni la Unin Europea son organizaciones supranacionales en materia de defensa, que las decisiones se toman por consenso y que en la mayora de los casos un solo pas puede vetar la decisin final del resto de los aliados; la UE tiene un estatus mixto, ya que en ciertas materias hay supranacionalidad, como en justicia, agricultura, aspectos sociales y medioambientales, economa , etc, pero no en materia de defensa, funcionalidad vedada hasta hace poco especficamente, pero en la actualidad potenciada por la necesidades creadas por la guerra de Ucrania-Rusia; la designacin de un Comisario de Defensa y Espacio, la ya veterana Agencia Europea de Defensa, la determinacin de un Fondo Europeo de Defensa son medidas adecuadas en un entorno de riesgos normales, pero actualmente no son suficientes. El reame no solo es impulsado por la OTAN (hasta el 5% segn la ltima aseveracin del Secretario de Estado norteamericano Marco Rubio) sino por la Unin Europea (hasta un 3,5%) y en estas condiciones las obligaciones de las organizaciones internacionales, mientras se sea un aliado, imponen su cumplimiento.
Las condiciones subjetivas se centran exclusivamente en el en el pas objeto, por lo tanto, son fruto de una percepcin propia del tamao de su defensa, en relacin con muchos factores endgenos. El tamao del defensa aludido tiene varias posibilidades de interpretacin, y lo ms probable es que su determinacin tenga en cuenta todas ellas, en la proporcin conveniente, segn la valoracin que realicen los que tengan competencias informadas de decisin sobre aquellas.
El marco temporal de esta urgencia de rearme, pilotada desde Europa y OTAN, es sin duda la duracin de las acciones agresivas de la Federacin Rusa, no solamente en su invasin a Ucrania sino en la respuesta a las operaciones hbridas que conduce sobre el Continente, de diversa factura y entidad. En el marco del flanco sur, menos comentado, la amenaza y los tiempos de solucin de los graves problemas que all se suscitan pueden ser todava ms extensos, y tambin tienen un componente de intervencionismo ruso evidente, adems de conflictividad socioeconmica.
En el centro de ese espacio nacional, el tamao de la defensa de un pas debe de concebirse a travs de su concepto de disuasin, centro de gravedad de su doctrina para mantener a la nacin en la necesaria paz, evitando las agresiones que suponen sus riesgos y amenazas, porque afectan a su Seguridad Nacional; la doctrina, aunque sea esquemticamente, debe de llegar a todos los componentes de la defensa nacional, a los escolares, universitarios y cuadros.
En este sentido, y al margen de las circunstancias coyunturales de carcter colectivo, un Estado debe concebir su defensa para disuadir a sus potenciales enemigos de emprender acciones hostiles; otros factores como las coordenadas del pas, econmicas, geogrficas, humanas, etc, darn una pauta para determinar el tamao de la defensa mnimo suficiente que ejerza la disuasin necesaria; sin duda que los puntos calientes o zonas en las que se puedan desencadenar crisis peridicas o puntuales determinarn la importancia de cada Ejrcito y Armada.
En el caso de Espaa, y en el sentido expuesto, no hay que olvidar en ningn caso que se encuentra en la zona estratgica del Estrecho de Gibraltar, por donde circula y circular un trfico martimo ingente, de salida del Mediterrneo, incrementado seguramente por las nuevas y futuras rutas hacia el Artico.
Adems, Espaa se encuentra en la frontera avanzada de Europa, ante el Magreb y el Sahel, siempre inestables de alguna manera por el litigio eterno entre Marruecos y Argelia, por su frontera comn y el contencioso de la descolonizacin del Sahara Occidental ex espaol.
El rearme de Marruecos y Argelia, y la posicin ya no tan neutral de Espaa en el asunto del Sahara, favorable al primero, potencian el correspondiente rearme hispano, tanto para poder ejercer soberanamente esa posicin, recuperando la neutralidad, sino para disuadir a los marroques de cualquier veleidad, convencional e hbrida, sobre los territorios de soberana espaola en el Norte de Africa e Islas Canarias, y sus riquezas en las zonas econmicas exclusivas.
La posible preferencia de Francia y Estados Unidos por Marruecos, en los litigios con Espaa, y la alianza estratgico-industrial-militar de los marroques con Israel, suponen un riesgo aadido, de perder la razn en acudir a la defensa colectiva y de aminorar la brecha tcnica que nos separaba de Marruecos en el mbito militar, disminuyendo en gran medida la disuasin: en este sentido el tamao de nuestra defensa, as concebido, debera ser prioritario sobre otros aspectos.
Finalmente, dentro del espacio nacional, y acudiendo a la conocida definicin de la guerra que considera a esta como la continuacin de la poltica por otros medios, un tamao adecuado de defensa deber tener en cuenta su utilizacin como instrumento de apoyo a la poltica exterior de un pas; en este caso, la existencia de un esquema claro de defensa reforzar la necesaria accin diplomtica, aunque en segunda urgencia.
El modelo de defensa europeo es viable?
Si Espaa se tiene que amoldar, como aliado, tanto a la OTAN como a la UE, se deberan analizar sus modelos y viabilidad para la actual situacin en Europa. El modelo OTAN, conocido y consolidado, se basa en una fuerte participacin norteamericana, que en el caso de su abandono habra que reconstruir con aportes europeos similares, de ah el reclamo del 5% del nuevo Secretario General; la cuestin nuclear estratgica que aporta Estados Unidos sera un problema irresoluble, por su nivel, aunque se podra paliar como veremos ms tarde con el concepto de Disuasin Mnima Suficiente(DMS) de la UE; en cualquier caso Estados Unidos no abandonara la OTAN, as lo acaba de asegurar el Secretario de Estado norteamericano, propugnando una mayor contribucin de los pases europeos, hasta el 5% an a costa del gasto social.
En estas condiciones, el refuerzo de la UE en materia de defensa, vistas las polticas de cierto alejamiento norteamericano, y la fragilidad de algunas de las decisiones del electo Presidente Trump con respecto a Europa, se impone un rearme de los ejrcitos nacionales con unas capacidades expresadas en el reciente Libro Blanco de la UE; sin embargo, siendo esta alternativa una solucin de urgencia, una Defensa Europea, vistos los resultados de la evolucin de las soluciones presentadas, en general con la gua de Francia, en los ltimos decenios se antoja corta y posiblemente no muy eficaz.
Para lograr que los europeos combatan en defensa de la Unin se precisa involucrarlos intensamente, esto supone definir los Intereses Vitales de la UE, aquellos cuya supresin o conculcacin supongan el fin de Europa, y por supuesto involucrarlos en su defensa, sin duda difcil a 27 , pero imprescindible, pues un conflicto armado como el previsto no ahorrar el territorio de aquellos ms renuentes, y el ejemplo de las dos Guerras Mundiales del siglo XX es evidente.
Se precisa, por tanto, evolucionar con cierta urgencia hacia la Unin Poltica, consiguiendo que la Defensa sea supranacional, como lo son ahora otras cuestiones, tambin importantes, como la economa, la justicia, la moneda, etc, como se ha dicho, pero definiendo dichos intereses vitales claramente, no como se ha hecho hasta la fecha, de tal manera que no solo interesen al conjunto sino a cada pas individualmente; el fracaso del proyecto de Constitucin europea, que Espaa vot positivamente, y Francia rechaz, da una seal de la dificultad de este proceso, aunque entonces no exista la presin rusa.
Una unin poltica de Europa es imprescindible para ser tenida en cuenta por Rusia y para ejercer una disuasin hacia ella; la disposicin de un Mando Estratgico similar al SACEUR de la OTAN, ahora mandado por un General norteamericano, que proponga la Estrategia de la Defensa Europea, sera vital para erigir un Ejrcito Europeo, legitimado para defender los intereses vitales de la UE; un cierto nmero de Cuarteles Generales Operacionales, permanentes, dependientes del anterior, configuraran el despliegue europeo de sus posibles actuaciones en diferente focos de tensin y sus posible amenazas; finalmente los Cuarteles Generales de Fuerzas europeas, combinados e integrados, supondran la unin del nivel operacional de las operaciones con el tctico.
Falta an un requisito, y es la disuasin nuclear, la Defensa Europea la precisa porque su principal amenaza la representa un pas nuclear. Yendo a lo disponible, es necesario fijar y alcanzar el concepto de Disuasin Mnima Suficiente(DMS), aquella potencia nuclear capaz de disuadir a un adversario como Rusia de comenzar sus ataques, para ello es necesario que todos los europeos acepten la personalidad del posible ejecutor del desencadenamiento de una accin nuclear, pues no se puede diversificar en un comit, y darle los poderes necesarios, quizs mediante una eleccin por sufragio universal con una sola circunscripcin, Europa.
Todo este proceso, sin duda, puede ser largo y costoso, fracasado hasta ahora, incluso por su principal impulsor Francia, pero es el nico camino para que tanto Estados Unidos como la Federacin Rusa tengan en cuenta a la Unin Europea, ahora desaparecida de los escenarios estratgicos mundiales y regionales.
Conclusiones
Habra que recordar que lo fundamental de este rearme urgente es la coordinacin europea del mismo, con sistemas de armas carentes en algunos Ejrcitos nacionales pero necesarios para la interaccin del combate nacional, con sistemas que nunca ha posedo la Unin, en especial los que materializan el necesario Mando y Control de Fuerzas muy diversas, con los que irrumpen en las lecciones aprendidas de los actuales combates y recogidas en el reciente Libro Blanco, etc.
Es evidente que se precisa una industria comn europea que sea capaz de abastecer a esos ejrcitos nacionales en una misin comn y que las mejor preparadas tendrn una ocasin privilegiada de ser encargadas de un mayor volumen de armamentos, al menos a corto plazo, aspecto que debera ser un proceso equilibrado normal en el tiempo, a efectos de conseguir un desarrollo armonioso de todas las industrias de defensa nacionales.
El tamao crtico del dispositivo de defensa de Espaa debe alcanzarse con el pleno desarrollo de su doctrina de disuasin, atendiendo este aspecto como primera prioridad dado sus compromisos de defensa no cubiertos inicialmente por la defensa colectiva. La disuasin nacional con respecto a sus riesgos y amenazas directas, por su entorno geopoltico, deben ser una absoluta prioridad para Espaa, en especial por su enfoque hacia el sur.
El simple rearme de capacidades militares por parte de la UE no tiene la contundencia de una reforma, una reforma ms, que precisa el Continente enfocada hacia la supranacionalidad de la Defensa Europea, como paso obligado hacia la unin poltica. (Ricardo Martnez Isidoro, General de Divisin (r), Presidente de AEME)
Deje un comentario j5554
Su e-mail no ser publicado.
Los comentarios que no se atengan a las normas de participacin podrn ser motivo de expulsin.